A mediados de agosto culminó la demolición del asfalto flexible y sustitución por un pavimento de hormigón en la calle Tierra del Fuego entre Gardel y Marconi, y el Pasaje Gardel entre Tierra del Fuego y Paraíso. En total suman 390 metros, 250 sobre Tierra del Fuego y 140 sobre el Pasaje Gardel.
La obra había arrancado el 10 de abril, y prosiguió con un ritmo algo lento a lo largo de cuatro meses, y vino a reemplazar el trabajo que había comenzado hace cuatro años, cuando se pavimentaron varias cuadras del barrio Floriani con pavimento flexible; no fueron las únicas de este tipo ejecutadas en Fontana en ese período, pero sí las que mostraron el mayor deterioro en tan corto tiempo. El problema no es en sí el pavimento flexible que funciona muy bien cuando está encima del concreto, sino que se volcó sobre una capa de tierra apenas alisada y compactada. En nuestra zona, sin base de piedra, es un desperdicio hacer trabajos de pavimentación en calles con alto tránsito; eso fue lo que pasó en la calle Tierra del Fuego por la cual circula la línea 107B.

En Tierra del Fuego el final estaba anunciado. En el Pasaje Gardel, en cambio, sin líneas de colectivo y con un ancho que desalienta el tránsito pesado, podría haber sucedido como en las restantes cuadras de la zona que se conservan en relativo buen estado. Por qué se deterioró con el mismo ritmo que Tierra del Fuego me excede, pero entiendo que es casi una lotería: los movimientos de suelo suceden y sin la capa de hormigón con hierros que le den rigidez la cinta asfáltica se quiebra y comienza a desgranarse hasta desaparecer. Es el destino que le tocó a montones de cuadras y que terminan inevitablemente en otra reconstrucción, sea con asfalto flexible o adoquines, el problema es la falta de base. Lo que también noto, es que cuando es exitoso como en Villa Río Negro, son calles tan angostas que no hay forma que entre el tránsito pesado, incluso se complican los camiones de reparto; todos hemos visto camiones que llevan a dormir sus camiones a calles de barrio si el ancho se lo permite, basta tener la mala suerte de un vecino camionero imprudente para que el asfalto desaparezca.

Conclusión
El asfalto sobre Tierra del Fuego había que retirarlo, era preferible volver al ripio que seguir como estaba. Es sensato proteger el recorrido de los colectivos con hormigón, menos calles para mantener. En las calles laterales, en cambio, resulta menos obvia la decisión, sobre todo porque son calles que ya arrancaron mal elegidas. ¿Por qué estas sí cerrando mallas en lugares tan alejados del centro y no tantas otras que son estructurales?
De momento, Fontana se queda sin obras de pavimento en ejecución. En la calle Bolivia se construye un desagüe como paso previo, pero el ritmo ha definitivamente caído respecto a meses anteriores.